
San Juan 10:26 27/4/2021 - elinformadordecuyo@gmail.com
El IAA fue fundado el 17 de abril de 1951 por decreto Nº 7338/51 del Presidente Juan Domingo Perón, con el propósito de “continuar asegurando en forma irrenunciable para la Nación Argentina los derechos históricos, geográficos y territoriales que la asisten sobre el sector de la zona antártica que le pertenece”, bajo la inspiración del General Hernán Pujato, quien fuera su fundador y primer Director.
Todo comenzó de la mano de un militar entrerriano que se llamaba Hernan Pujato. su carrera militar antes de comenzar con todo este proyecto antártico fue que. Ingresó al Colegio Militar de la Nación el 1 de marzo de 1922 de donde egresó como subteniente de Infantería el 24 de julio de 1924. En 1927 se desempeñó en el Regimiento de Infantería de Montaña 16, en la localidad de Uspallata, provincia de Mendoza.
Allí adquirió la aptitud de esquiador militar y desarrolló una gran actividad de montaña; en 1929 intentó llegar a la cumbre del Aconcagua, debiendo suspender el ascenso 300 metros antes de la cumbre debido a un fuerte temporal.
En 1935 ingresó a la Escuela Superior de Guerra, de donde egresó con el título de oficial de Estado Mayor en 1938.
Fue destinado nuevamente al Centro de Instrucción de Montaña en la provincia de Mendoza.
Estando destinado como agregado militar a la embajada argentina en Bolivia, en 1947, siguió con atención los planes de reconocimiento del territorio antártico próximo a la Argentina, que habían comenzado con la expedición en 1942 del capitán Alberto J. Oddera y otras subsiguientes.
Hasta esas fechas, la cartografía de la región era apenas vestigial, y el desconocimiento sobre los aspectos biológicos y geológicos de la misma era casi total. Una visita oficial realizada por el presidente Perón a dicho país en 1948 fue la excelente ocasión para que Pujato pudiera exponer sus planes antárticos ante el más alto nivel de decisión política nacional.
En 1949 Pujato, entonces coronel, presentó al presidente Juan Domingo Perón un detallado plan de acción que incluía la instalación de bases científicas y poblacionales en la Antártida, así como la creación de un instituto científico a efectos de investigación.
El interés oficial en el proyecto llevó a que se lo destinara a Estados Unidos y Groenlandia a fin de adquirir los conocimientos técnicos necesarios para la supervivencia en latitudes extremas. La Armada nacional no estaba en condiciones técnicas de realizar la logística necesaria para tamaña acción, razón por la cual debió recurrirse al empresariado privado que colaboró en todo lo atinente a traslado y carga.
Las labores de preparación concluyeron en 1951, y el 12 de febrero de ese año el transporte patagónico Santa Micaela, propiedad de la empresa naviera argentina Pérez Companc, comandado por el capitán Santiago Farrell, zarpó con el material necesario para construir una instalación permanente en el territorio antártico.
La Primera Expedición Científica a la Antártida Continental Argentina erigió el 21 de marzo la base San Martín, en la bahía Margarita, el primer asentamiento humano al sur del círculo polar antártico y la primera base científica argentina en el territorio continental antártico. A partir de la base, equipos en trineo recorrieron la zona, recabando información geográfica.
En estas misiones relevaron unos 105.000 km. cuadrados, bautizando con nombres argentinos los accidentes geográficos cartografiados. El 29 de marzo se iniciaron las comunicaciones aéreas entre la base San Martín y el destacamento naval Melchior, y en diciembre se demostró la posibilidad de conectarlas directamente con el continente, gracias al vuelo de un hidroavión partido de Río Gallegos que lanzó sobre la base útiles y correo.
Ese mismo año, Pujato fue nombrado general de brigada y titular del recientemente creado Instituto Antártico Argentino (IAA); insistió, de acuerdo con su plan, en que éste dependiera del Ministerio de Asuntos Técnicos, no de las autoridades militares, afirmando que la tarea principal de las bases antárticas era la investigación.
En 1952 se experimentó con las comunicaciones aéreas; el 7 de febrero dos hidroaviones partieron de Río Grande, en Tierra del Fuego, y aterrizaron en la Antártida, regresando tres días más tarde.
En marzo, el ARA Bahía Aguirre llevó a la base San Martín el primer helicóptero empleado para la fotografía aérea en la Antártida. En 1954, pese a los informes desfavorables, promovió la compra de un rompehielos; finalmente se adquiriría en Alemania el rompehielos ARA General San Martín, con la intención de alcanzar el final del mar de Weddell. El 20 de diciembre de 1954 zarpó, con Pujato a bordo, con la impedimenta necesaria para instalar la base antártica Belgrano.
El 18 de enero de 1955, tras alcanzar la costa sur del mar de Weddell, se fundó ésta, la más austral del mundo en su momento. Las tareas de exploración se llevaron a cabo por tierra, empleando trineos, y por aire, con dos monoplazas traídos a tal efecto, que alcanzaron los 83º 10' de latitud sur; Pujato piloteó personalmente muchos de los vuelos de reconocimiento.
El éxito le valió el nombramiento de general de división.
El 16 de septiembre de 1955 el Presidente Juan Domingo Perón fue derrocado y a su regreso ninguna comitiva oficial lo recibió. Las condecoraciones que Perón le había otorgado le iban a jugar en su contra, y Pujato fue llamado a comparecer por las nuevas autoridades, que lo habían sumariado.

Posteriormente por decisión del gobierno de facto de Pedro Eugenio Aramburu pasó a situación de retiro y apartado de sus cargos.
No había podido alcanzar el Polo Sur, pero ya había encontrado quien pudiese terminar lo que él comenzó: el coronel Jorge Edgar Leal.
Durante la Guerra de las Malvinas, en 1982, Pujato ya un general retirado de 78 años se presentó al comandante del Ejército ofreciéndose como piloto para estrellarse con un avión cargado de explosivos contra algún buque británico.
Falleció a los 99 años de edad en el Hospital Militar Campo de Mayo. Sus restos fueron llevados a la Antártida, y descansan en el islote Bárbara, cercano a la Base San Martín.
Escrito por: MARTIN ANDRES CARELLI, PROFESOR DE HISTORIA, DOCENTE DE LA UNSJ, MIEMBRO DE LA JUNTA DE ESTUDIOS HISTORIA DE SAN JUAN, MONTAÑISTA