PUNTO DE VISTA
El sistema político en vilo

La sustentabilidad del sistema político está en vilo, con inquietudes fundamentadas porque la realidad se impone y los problemas dejan en ridículo a lo histriónico.



La acusación del presidente de la Nación hacia la ex presidenta de impulsar una “locura” y la pronta y arrabalera respuesta de la ex jefa del Poder Ejecutivo Nacional son una demostración del nivel rastrero de la discusión política nacional. El impacto de dicha discusión en la vida de los argentinos es, claramente, un germen de violencia.

¿Cuál es la discusión que nos representa frente al problema energético?

Las reiteradas maniobras para llevar la atención hacia las cáscaras de los problemas, hacia los contornos indefinidos como el famoso papelito del ministro de finanzas de la Nación, nos da para entender que la simulación es la forma de llevar la agenda política argentina. La sustentabilidad del sistema político está en vilo, con inquietudes fundamentadas porque la realidad se impone y los problemas dejan en ridículo a lo histriónico.

Se está agitando cada vez con más fuerza la vida social y la violencia empieza a dominar en las relaciones y pareciera ser que es el único argumento de convivencia en el sistema político por estos días. Asumimos, querido lector, el uso de palabras cargadas de significación agresiva como si fuesen del vocabulario más célebre que existe.

Como diría el genial Giovanni Papini, usamos las mismas palabras para tratar al amor de nuestras vidas como a los estibadores de carga en los puertos de la marina mercante. La contracara a la Violencia es el Respeto. El Respeto es ese valor esencial de la vida en sociedad. Y parece que está olvidado y relegado no sólo en el estereotipo dirigencial sino, y sobre todo, en la praxis diaria de la política nacional.

La génesis de la violencia está en menospreciar la dignidad humana. Que puede llegar hasta el punto de maltratar al que piensa distinto. Este es el riesgo de profanar la dignidad humana. Se profana a toda la persona, empezando por lo que piensa hasta profanar la misma existencia. Al profanar la dignidad humana, se habilita al uso de la violencia para que ésta y sólo esta sea la forma de relacionarse entre las personas. Este es el riesgo también, de banalizar la vida institucional y las representaciones obtenidas por el mandato popular.

El aroma de “estafa electoral” por las sorpresas legislativas traen recuerdos poco agradables de nuestra historia reciente. El respeto es el comienzo del camino para encontrar inspiraciones hacia el bien. Adhiero con entusiasmo a esta encendida defensa por el respeto como valor social. Asumo como propio este desafío, desde el lugar que me toca, para exigirlo a toda la dirigencia. E invito a que juntos hagamos una cruzada por el respeto.

Vivamos en paz. Difundamos el respeto.