Ni ruidos ni llamadas. No hay pistas del submarino argentino en el Atlántico Sur a cinco días de haberse declarado como perdido con 44 tripulantes y pese a los esfuerzos del operativo internacional de búsqueda, en el que participan siete países.
Análisis descartaron que los ruidos detectados este lunes a 200 metros de profundidad y 360 km de la costa correspondan a un llamado de auxilio del submarino como se creyó en un primer momento encendiendo una luz de esperanza. El sábado también cayó en saco roto la pista de siete intentos de llamadas satelitales que después se comprobó no correspondían al "ARA San Juan", el submarino que parece haber sido tragado por el mar después de que se comunicó por última vez el miércoles tras reportar una avería de baterías. "El análisis de la firma acústica no se corresponde con algo golpeando contra un casco" de un submarino, dijo el portavoz de la Armada, Enrique Balbi. Según los estudios se trataba de "un ruido biológico". De todas formas, Balbi anunció que buques oceanográficos argentinos con sonda de barrido del lecho marino que iban hacia el punto donde se detectó el sonido, van a acudir de todas formas al lugar "para que no queden dudas y descartar ese ruido". "La búsqueda continúa", dijo Balbi al precisar que son 14 las embarcaciones y diez las aeronaves que participan en el rastrillaje permanente de la zona pese al frente de tormenta, que agita el mar desde el jueves y que se espera cese el martes. La pista del 'ruido' había llenado de esperanza al casi centenar de familiares que aguardan novedades de sus seres queridos en la base naval de Mar del Plata, 400 km al sur de Buenos Aires, adonde debía arribar el submarino el domingo luego de una travesía desde Ushuaia (extremo austral).
SIN RASTRO

Ni ruidos ni llamadas. No hay pistas del submarino argentino en el Atlántico Sur a cinco días de haberse declarado como perdido con 44 tripulantes y pese a los esfuerzos del operativo internacional de búsqueda, en el que participan siete países. Análisis descartaron que los ruidos detectados este lunes a 200 metros de profundidad y 360 km de la costa correspondan a un llamado de auxilio del submarino como se creyó en un primer momento encendiendo una luz de esperanza. El sábado también cayó en saco roto la pista de siete intentos de llamadas satelitales que después se comprobó no correspondían al "ARA San Juan", el submarino que parece haber sido tragado por el mar después de que se comunicó por última vez el miércoles tras reportar una avería de baterías. "El análisis de la firma acústica no se corresponde con algo golpeando contra un casco" de un submarino, dijo el portavoz de la Armada, Enrique Balbi. Según los estudios se trataba de "un ruido biológico". De todas formas, Balbi anunció que buques oceanográficos argentinos con sonda de barrido del lecho marino que iban hacia el punto donde se detectó el sonido, van a acudir de todas formas al lugar "para que no queden dudas y descartar ese ruido".
"La búsqueda continúa", dijo Balbi al precisar que son 14 las embarcaciones y diez las aeronaves que participan en el rastrillaje permanente de la zona pese al frente de tormenta, que agita el mar desde el jueves y que se espera cese el martes. La pista del 'ruido' había llenado de esperanza al casi centenar de familiares que aguardan novedades de sus seres queridos en la base naval de Mar del Plata, 400 km al sur de Buenos Aires, adonde debía arribar el submarino el domingo luego de una travesía desde Ushuaia (extremo austral).
SIN RASTRO

ANGUSTIA
La angustia crece entre los familiares de los tripulantes, que esperan noticias en la base naval de Mar del Plata, centro de las operaciones de búsqueda y rescate. El presidente Mauricio Macri, que desde el viernes permanece en una residencia de descanso a 25 km al sur de Mar del Plata, acudió este mediodía a la base y se reunió por media hora con los familiares. "La información es que lo están buscando, ojalá lo localicen", dijo Carlos Mendoza a la AFP, padre de Fernando, tripulante del "ARA San Juan". A su lado está Carlos, hermano del submarinista. "Hay que esperar y rezar, no queda otra. Quedamos en que nos íbamos a encontrar este domingo en Mar del Plata y que íbamos a hacer un asado". Varios familiares deambulan frente al alambrado que separa la ruta del predio militar, plagada de carteles de aliento. Allí se abrazaron en una cadena de oración esta tarde.