El Papa Francisco aseguró que la pobreza y las guerras forman "un círculo vicioso que mata personas, alimenta el sufrimiento indecible y propaga un odio que no se detiene".
San Juan 08:39 a.m. 24/12/2018 - RedacciónSJ
Lamentablemente, la violencia es una característica distintiva de la realidad social, política, económica e informativa de nuestra querida Argentina. Algunos pocos sacan provecho de esto, pero para el ciudadano común, la violencia es un padecimiento. Y este padecimiento es generado desde la más oscura malicia espiritual. La violencia es una secuela del odio. Del odio hacia la comunidad organizada.
Desde hace algunos años, el mes de diciembre es el elegido para que se eleven los niveles de violencia en nuestro país y se marca una nueva línea en la intolerancia social. Y así el odio se sigue propagando por todos lados. Los niveles de fanatismo actuales son muy altos. Sobran pasiones y faltan razones en nuestras mesas. Vivimos en un estado de alteración y provocación permanente. Hay una propensión a la agresión que está a flor de piel y uno lo puede encontrar sin tener ninguna intención de buscarlo. La violencia social está en todos lados porque nace desde el corazón del hombre. Por eso está por todas partes donde el hombre deja sus huellas.
¿Hay lugar para la Paz? ¿Hay alguna posibilidad de esperar “Algo de Paz” como cantaba Raúl Porchetto hace varios años? Y, así dadas las cosas, parece que no. Es una provocación violenta la malicia con que se diagraman las políticas públicas con que se debilita en forma sistemática la justicia social para generar mayor pobreza estructural. Entonces, si “es el resultado de una oscura, tenebrosa, enfermiza y abominable forma de pensar de centenares de supuestos "intelectuales" y "filósofos"… ¿Porqué esperar algo distinto? ¿De dónde surge esa ilusión de querer cosechar algo distinto a lo que se siembra? Se siembra con violencia… ¿Y quieren cosechar de los frutos de la Paz?
El Papa Francisco aseguró que la pobreza y las guerras "están vinculadas en un círculo vicioso que mata a las personas, alimenta el sufrimiento indecible y propaga un odio que no se detiene". La pobreza ya la tenemos en el escenario nacional. Y las guerras se dan en la forma en que se batalla contra la vulnerabilidad. Esa es nuestra guerra diaria. Haciéndole frente a niveles escandalosos de fragilidad tratando de conquistar los sustentos básicos como lo son el de tener un trabajo digno, una cobertura social eficiente, una educación que ayude a combatir la ignorancia, una familia con proyectos y así otros tantos desafíos que parecen quedar sin posibilidad de realización. Vivimos una guerra económica. La guerra no es armada al estilo militar. Lo guerra es económica y de escala mundial.
Arturo Jauretche en Los profetas del odio, describe a esa mentalidad colonizada que impera en nuestro país en beneficio de otros. Se presentan con buenos modales y con formas agradables, pero en realidad buscan acentuar la pobreza, ignorancia e indigencia del argentino común. Y eso es sembrar con violencia.
Es el momento de la audacia para trabajar por la Paz. En estos tiempos violentos, lo trasgresor, lo revolucionario, lo novedoso es trabajar por la Paz. Dejemos a los Profetas del Odio y trabajemos cada día por una sociedad más justa y solidaria.
¡Pongamos la política al servicio de la Paz!