Alejada del protocolo que rodea a los dirigentes, prefiere ver los partidos de su selección en la gradas junto a los aficionados
La selección de Croacia, por segunda vez en su historia, se clasificó este sábado para la semifinal de un Mundial gracias a su victoria en una angustiosa tanda de penaltis ante Rusia. Un partido que quedará en la historia del fútbol croata y que no quiso perderse Kolinda Grabar-Kitarovic, la presidenta del país y una gran apasionada de este deporte.

Vestida con la camiseta ajedrezada de Croacia, no dejó de animar y de celebrar los goles de sus compatriotas. En el partido de cuartos de final ante Rusia, se la invitó a ocupar un puesto en el palco de autoridades y siguió el apasionante duelo sentada junto a Gianni Infantino, el presidente de la FIFA, aunque no renunció a seguir luciendo la camiseta de su selección y a celebrar con euforia la clasificación de su selección para las semifinales.
Al término del partido, la presidenta, que habla siete idiomas, entre ellos el español, bajó a los vestuarios para felicitar a los componentes de la selección croata y no dudó en celebrar con ellos de manera eufórica la histórica clasificación. Unas imágenes muy alejadas del habitual protocolo que rodea a las autoridades de un país.
Kolinda Grabar-Kitarovic, de 50 años y madre de dos hijos, se ha ganado las simpatías de los croatas porque, además de compartir las gradas con el resto de aficionados, también ha trascendido que sus viajes a Rusia los ha realizado en vuelos comerciales pagándolos de su bolsillo, como cualquier otro hincha, y que se ha descontado de su sueldo como presidente del Gobierno los días no trabajados.