El presidente catalán Carles Puigdemont dejó en suspenso la independencia de Cataluña poco después de proclamarla en una confusa y tensa jornada, abriendo la puerta a negociaciones con el gobierno español que las rechazó de plano.
"Constituimos la República catalana como Estado independiente y soberano", indica el texto firmado por Puigdemont y los otros 71 diputados independentistas tras una ambigua sesión del parlamento regional. Desde Madrid, la respuesta fue tajante: Puigdemont "no sabe dónde está, a dónde va ni con quién quiere ir", denunció la vicepresidenta del gobierno español, Soraya Sáenz de Santamaría, anunciando un consejo de ministros extraordinario el miércoles a las 07H00 GMT.
En juego está el futuro de un territorio estratégico para España, con un 16% de su población, 19% de su Producto Interior Bruto y una superficie similar a la de Bélgica. Y desde Madrid no piensan quedarse de brazos cruzados. El objetivo de la reunión del gobierno conservador de Mariano Rajoy será "abordar los próximos pasos" a tomar, para luego comparecer ante el Congreso a las 14H00 GMT, explicó la vicepresidenta. Sobre la mesa, el gobierno tiene la aplicación del artículo 155 de la Constitución, que prevé la suspensión del autogobierno de Cataluña, restaurado tras la dictadura de Francisco Franco (1939-1975), o incluso decretar un estado de emergencia, pero podría optar por una serie de medidas menos drásticas.

"Vivimos un momento excepcional, de dimensión histórica", dijo el dirigente catalán en su discurso. "Sus consecuencias y efectos van mucho más allá de nuestro país y se ha hecho evidente que, lejos de ser un asunto doméstico e interno, como a menudo hemos tenido que escuchar de quienes han abandonado su responsabilidad al no querer conocer lo que estaba ocurriendo, Cataluña es un asunto europeo". En un inicio, la comparecencia debía servir para aplicar el resultado del referendo inconstitucional de autodeterminación del 1 de octubre: una victoria del sí con el 90% de los votos, pero con una participación de apenas el 43% del censo de esta región de 7,5 millones de habitantes.
La independencia no suscita unanimidad en Cataluña, que está dividida en mitades casi iguales en torno a la cuestión, pero la mayoría de los catalanes quieren un referéndum para decidirlo, y Madrid se opone esgrimiendo la Constitución. - CUP: una oportunidad perdida - Los socios del gobierno independentista, el partido de extrema izquierda de la CUP cuyos 10 diputados son claves, reprocharon a Puigdemont que se había perdido una oportunidad. "Teníamos una sesión supuestamente de proclamación de la república que ha terminado siendo una sesión de confusión alrededor de si hemos proclamado o no la hemos proclamado", dijo Quim Arrufat, portavoz de la CUP. Según esta formación,
Puigdemont decidió a última hora no proclamar la república a raíz de la presión internacional, generando discrepancias en la coalición independentista, donde conviven conservadores, democristianos, progresistas y radicales de izquierdas. El gobierno español había pedido horas antes a Puigdemont que no hiciera nada "irreversible" y desistiera de agravar la crisis política que vive España, la peor de su era democrática moderna, una demanda a la que se sumaron voces europeas. Símbolo de la tensión, el parlamento se convirtió en un fortín. El parque donde se encuentra fue cerrado al público, con numerosas vallas protegiendo las entradas, mientras helicópteros y furgones policiales rondaban su alrededor.