Enarsa le cedió a Pdvsa, empresa del Estado venezolano, el control de una planta en la Base Naval Belgrano, la mayor del país.
La comunión del kirchnerismo con el proyecto de Hugo Chávez y su sucesor Nicolás Maduro llegó a límites hasta ahora desconocidos. En medio de la afinidad con el país caribeño, el gobierno de Néstor Kirchner le dio a PDVSA, la petrolera del Estado venezolano, acceso a una estratégica jurisdicción militar argentina, algo que luego confirmó su sucesora Cristina Kirchner, según se corroboró en base a documentos oficiales y fuentes al tanto de la operación.
Lo hizo en el marco de una sociedad con Enarsa, en la que la firma extranjera tenía el 60% (y por lo tanto el control), mientras que su par local sólo retuvo el 40% restante. En 2006, Enarsa, un feudo del cuestionado ex ministro de Planificación Julio De Vido (ahora diputado), creó junto a Pdvsa la sociedad Enarsa-PDV S.A. Su único objeto era la construcción de una planta de regasificación de Gas Natural Licuado para abastecer la demanda local en un contexto de caída de la producción doméstica, uno de los efectos de la política energética desplegada por De Vido.
El proyecto se iba a levantar en la base naval General Belgrano (Bahía Blanca, al sur de la provincia de Buenos Aires), la mayor de su tipo en todo el país, donde hay destructores, remolcadores y buques logísticos, entre otros. Enarsa tenía la concesión de un predio ubicado en ese distrito militar para construir un puerto. Pero fuera de las previsiones, la empresa argentina fue a buscar como socia a su par venezolana, a la que le dio el control de la iniciativa.
Entre otras, lleva la firma de Jorge Pérez Mancebo, por aquellos días director de la filial local de Pdvsa. Su compatriota Guido Antonini Wilson lo llamó por teléfono el 4 de agosto de 2007, cuando llegó al país con una valija con US$ 800.000 para financiar la campaña que condujo a Cristina Kirchner a ganar las elecciones. Eso le valió a Pérez Mancebo formar parte de la causa judicial. La llegada de Mauricio Macri al gobierno dio por tierra con la iniciativa.
Cuando vieron la sociedad con la empresa venezolana se encendieron las señales de alarma de los directivos que llegaron a Enarsa a fines de 2015 de la mano de su actual presidente, Hugo Balboa. Agencia