-AERONAVEGACIÓN-
Argentina jubiló al último avión Turbo Tracker antisubmarino en servicio en el mundo

El histórico S-2T 2-AS-23 se despide tras seis décadas y se convierte en un ícono de la aviación marítima argentina.

San Juan 17:05 17/11/2025
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En Bahía Blanca se registró un momento que quedará guardado en la memoria de la aviación naval argentina cuando el S-2T Turbo Tracker 2-AS-23, el último avión antisubmarino operativo de su tipo en todo el mundo ejecutó un vuelo rasante frente a la Base Aeronaval Comandante Espora para despedirse oficialmente de su servicio y cerrar una una historia que marco más de seis décadas en el país. 

Quienes estuvieron presentes en este momento único e inolvidable vieron pasar a poca altura a un pedazo vivo de la memoria naval argentina. Después de meses de trabajos para mantenerlo operativo, el Turbo Traker 2-AS-23 volvió al aire para una serie de vuelos finales antes de su retiro. 


Ese sobrevuelo, potente y rasante, fue una última demostración de lo que la aeronave supo hacer durante décadas: vigilar el Atlántico Sur, recorrer miles de kilómetros de costa y controlar la superficie marítima en busca de buques y actividades sospechosas, una tarea clave para la defensa y el resguardo del Mar Argentino. 

Este Tracker, que pertenece a la Armada Argentina, inicialmente realizó operaciones desde los portaaviones ARA Independencia y ARA 25 de Mayo hasta que fueron dejados fuera de servicio y luego comenzó a operar sus misiones de patrulla marítima desde tierra firme. Esta misma aeronave fue protagonista de ejercicios combinados, despliegues desde portaaviones y misiones durante la Guerra de Malvinas. 

En esos años, los Tracker volaron más de 520 horas sin sufrir pérdidas, un dato que explica por qué la escuadrilla recibió la condecoración “Honor al Valor en Combate”. 

El valor del Turbo Tracker para la Argentina 

Con el paso del tiempo, la flota de Turbo Traker se redujo, los repuestos se hicieron más difíciles de obtener y los sistemas fueron quedando obsoletos frente a nuevas tecnologías.

Aún así, la Armada mantuvo al 2-AS-23 operativo, apoyándose en el histórico programa TATA, un proyecto conjunto con Israel que modernizó motores, aviónica y autonomía. 

Esa decisión no solo respondió a una necesidad operativa: también tuvo que ver con un compromiso institucional para sostener la capacidad antisubmarina cuando ya ningún otro país de la región lo hacía.

El Turbo Tracker fue durante años la única aeronave argentina capaz de operar específicamente en ese rol, algo clave para un país con miles de kilómetros de litoral marítimo.