San Juan 10:55 15/8/2025
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Ocho horas. Ese fue el tiempo que le llevó a un equipo médico interdisciplinario del Hospital Garrahan preparar y separar a dos bebas siamesas oriundas de Rosario, unidas por el esternón y que compartían el hígado.
“Están estables, en terapia intensiva. Fue una cirugía amplia y compleja, pero evolucionan bien”, contaron dos de los especialistas que participaron de la intervención.
La operación se realizó hace una semana y, desde entonces, las niñas de apenas tres meses permanecen internadas en el centro de salud.
Ya no necesitan asistencia respiratoria mecánica, informó el neonatólogo de terapia intensiva Nicolás Morcillo en diálogo con radio La Red.
Este tipo de procedimientos no es habitual en el Garrahan: suelen registrarse apenas uno o dos casos por año.
Durante la cirugía, las primeras dos horas se destinaron a la preparación, anestesia, intubación y colocación de una vía central; el resto del tiempo se dedicó a la separación definitiva.
Un caso favorable
Mariano
Boglione, jefe del área de cirugía del Garrahan, explicó que existen “una gran variedad de gemelos unidos, como se llama médicamente a los siameses, donde algunos pueden compartir torso, otros la cabeza”.
En este caso, las niñas estaban unidas únicamente por el abdomen y compartían el hígado. No presentaban otras malformaciones. Según Boglione, cada una tenía sus propias arterias, venas y vía biliar, “por eso es que las pudimos separar, ya que cada una contaba con su vehículo hepático”.
Gracias a ello, ambas cuentan ahora con un hígado funcionando de manera independiente. “Les quedó una marca en la línea media del abdomen. Se cerró la pared abdominal con un cirujano plástico especialista en reconstructiva, pero es una incisión bastante cosmética”, precisó el especialista.
Recuperación y vida futura
“Las chicas van a poder tener una vida totalmente normal”, aseguró Boglione. Por ahora, seguirán internadas hasta que puedan alimentarse y valerse por sus propios medios.
Los padres primerizos ya sabían durante el embarazo que las niñas eran siamesas. “Luego, la familia llegó a nosotros a través de nuestro programa de diagnóstico fetal, que busca captar este tipo de patologías en las embarazadas para poder brindar una atención inmediata en los casos que lo requieran”, explicó Morcillo.
El seguimiento médico determinó que la cesárea debía realizarse en la semana 33 de gestación. El procedimiento se llevó a cabo en el Hospital Argerich, en el barrio de La Boca, y, tras el nacimiento, las niñas fueron derivadas al Garrahan, donde permanecieron tres meses hasta su intervención.