San Juan 09:47 3/3/2025
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El asesinato de Kim Gómez, la niña de siete años que murió en un violento robo en La Plata, reavivó las tensiones entre Javier Milei y Axel Kicillof. Mientras el gobernador bonaerense enfrenta críticas por la seguridad en la provincia, el primer mandatario avanza con una jugada de alto impacto político: la intervención federal de Buenos Aires y la ampliación de la Corte Suprema de Justicia de la Nación.
En la Casa Rosada ven en la crisis de seguridad una oportunidad para consolidar su poder en el distrito clave del país. La respuesta de Milei fue inmediata y fulminante: un hilo en redes sociales donde exigió la renuncia de Kicillof y prometió poner fin a la inseguridad en solo un año.
Su ofensiva logró lo impensado: unificar al kirchnerismo en defensa del gobernador y reactivar las internas dentro del PRO y el radicalismo.
La trama detrás del crimen de Kim
El caso de Kim puso en evidencia las fallas del sistema judicial bonaerense. Uno de los jóvenes acusados del asesinato había sido liberado previamente por la fiscal Sabrina Cladera, quien ahora está en el ojo de la tormenta.
Su pliego fue aprobado por el Senado en 2018 y su ascenso como camarista parecía asegurado, pero la polémica podría truncar su carrera.
El caso también destapó un entramado de complicidades entre la Justicia, la policía y sectores políticos.
La detención de Gustavo Semorile, un abogado vinculado a una banda de robo de cocaína secuestrada por la policía reavivó los interrogantes sobre el funcionamiento del sistema judicial y su connivencia con el crimen organizado.
Con el control de la Corte Suprema en la mira, Milei busca ampliar la cantidad de jueces del máximo tribunal para inclinar la balanza a su favor. La estrategia incluye una negociación con Cristina Kirchner, quien vería con buenos ojos la movida si esto le permite garantizar mayor protección judicial en sus causas pendientes.
El presidente no solo mira a la Corte nacional.
En la provincia de Buenos Aires, la Suprema Corte tiene cuatro vacantes sobre un total de siete miembros. “No podemos gobernar la Provincia si antes no desembarcamos en la Corte”, admiten desde La Libertad Avanza.
La pulseada con Kicillof no es solo política, sino también judicial.
El avance narco y la ausencia del Estado
Mientras tanto, en el conurbano bonaerense el escenario es alarmante. Barrios como Villa Elvira, Los Hornos y Altos de San Lorenzo viven bajo la sombra del narcotráfico.
Donde antes había punteros políticos, hoy hay “transas” que controlan la economía local. La descomposición del tejido social y la falta de presencia estatal dejaron a los vecinos a merced de organizaciones criminales.
“El problema no es solo la policía o la Justicia, sino la ausencia de un proyecto de contención real. La venta de droga se naturalizó y las mafias se convirtieron en el verdadero poder en los barrios”, analiza un dirigente con profundo conocimiento del conurbano.
Kicillof resiste, pero Milei redobla la apuesta
Lejos de retroceder, Kicillof intentó capitalizar el ataque de Milei. Se mostró rodeado de intendentes peronistas y recibió el respaldo de Máximo Kirchner y otros referentes del PJ bonaerense. Sin embargo, la presión sobre su gestión crece y el reclamo por seguridad se instala como el tema dominante en la agenda pública.
En paralelo, Milei juega a largo plazo. Sabe que la batalla judicial será clave y que una reforma en la Corte Suprema puede ser su carta maestra para avanzar en la provincia. Mientras tanto, la crisis de seguridad sigue escalando y el futuro de Buenos Aires se convierte en el nuevo campo de batalla política en Argentina.