-SOCIEDAD-
Muere Paola Roldán, la mujer con ELA que logró legalizar la eutanasia en Ecuador

Su lucha, revelada ha inspirado a pacientes y organizaciones a favor de la muerte digna en toda América Latina.

San Juan 10:21 12/3/2024 
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A Paola Roldán le gustaba decir que amaba la vida. Así empezó la entrevista que concedió a EL PAÍS, en la que hizo pública por primera vez su historia en octubre de 2023. 

Vivía el tiempo extra que le había robado a la ciencia, que por su deteriorado estado de salud había pronosticado su muerte para unos meses atrás. 

Pero ella anhelaba vivir lo suficiente para saber el resultado de la demanda que había enviado a la Corte Constitucional en la que pedía que legalizara la eutanasia en Ecuador. 

Lo logró hace un mes, en un hito para Ecuador que también ha inspirado a organizaciones y pacientes en toda Latinoamérica. 

Roldán falleció ayer lunes en Quito. Todavía no se conocen las circunstancias exactas del fallecimiento.

La batalla legal la sobrellevó con los dolores intensos que sentía en todo el cuerpo provocados por la esclerosis lateral amiotrófica, ELA, que le habían diagnosticado hace más de tres años. 
La ELA es una enfermedad degenerativa que empeora con el tiempo y destruye las células nerviosas que controlan los músculos que ejecutan los movimientos voluntarios.

En cuestión de meses Paola había perdido todos los músculos del cuerpo, excepto, los de la cara. Hablaba pausado y con dificultad por el respirador que la mantenía con vida, pero cada frase que decía, era una profunda reflexión de la vida. 

El 7 de febrero de 2024, los jueces de la Corte declararon constitucional el derecho de las personas que “por el padecimiento de intenso sufrimiento proveniente de una lesión corporal grave e irreversible o de una enfermedad grave e incurable” soliciten el procedimiento de la muerte asistida. 

Aquel día, con la voz entrecortada, Paola intentaba expresar en palabras lo que sentía. Su emoción no era de celebración, sabía lo que esa decisión significaba para ella y para otras personas con enfermedades catastróficas con las que mantenía contacto, de las que conocía también su sufrimiento.

Con la legalización de la eutanasia tenía la libertad de terminar su vida cuando quisiera. Pero con un vigor renovado, ella sentía que debía dejar algo más: una red de apoyo psicológico a los pacientes con ELA y sus familiares, a lo que se dedicó a construir durante los últimos días de su vida.

“Mi familia y yo hemos tenido la suerte de recibir contención con profesionales, porque mucha gente nos ayudó, pero esas terapias por lo menos significan un gasto de unos 800 dólares mensuales, por eso mucha gente sobrelleva estas enfermedades solos y sé lo difícil que es”, dijo Paola.