San Juan 12:52 17/4/2023
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Durante 13 años, ambas compañías estuvieron en el banquillo acusadas de homicidio involuntario por el siniestro aéreo en el que murieron las 228 personas, que iban a bordo del avión (216 pasajeros y 12 tripulantes), entre ellos un bebé y siete niños.
Las víctimas eran de 33 nacionalidades diferentes, en particular 73 franceses y 58 brasileños.
Una condena degradaría la imagen pública de ambas empresas, referencias en sus respectivos sectores y cotizadas en Bolsa.
A finales de 2022, las dos multinacionales pidieron la absolución al estimar que no quedaba demostrada su responsabilidad, y luego de tres meses de proceso, la Fiscalía se había alineado con esta tesis al considerar que era "imposible de demostrar" la culpabilidad del accidente.
Este hecho enfureció a asociaciones de víctimas como Ayuda y Solidaridad AF447, que exigían una condena del constructor aeronáutico y de la línea aérea.
La hipótesis inicial se corroboró
Los investigadores examinaron las cajas negras del avión de 205 toneladas, encontradas tras dos años de búsqueda a 4.000 metros de profundidad.
El meollo de la investigación del accidente, ocurrido en plena tormenta ecuatorial, estuvo en determinar si se debió a una falta de preparación de los pilotos, atribuible a Air France; a un fallo del dispositivo de medición de la velocidad, que sería responsabilidad de Airbus; o si, como se barajó durante la instrucción, todo se debió a una impericia de los pilotos, fallecidos en el siniestro.
La Oficina de Investigación y Análisis (BEA) francesa concluyó que el accidente ocurrió después de que el hielo bloqueó las sondas de medición de la velocidad del avión, lo que hizo que los pilotos desconocieran ese dato cuando atravesaban una zona de turbulencias.
Por esta razón, no aplicaron el protocolo adecuado y elevaron la posición del aparato hasta que este perdió su horizontalidad, dejó de tener sustentación y quedó en situación de caída libre a 1.150 kilómetros de las costas de Recife (Nordeste de Brasil).
Los pilotos creían que estaban ascendiendo cuando en realidad perdían altura.
Así las cosas, el tribunal no pudo demostrar un nexo causal cierto entre las sondas incriminadas o la supuesta falta de información; y consideró que los pilotos sí tenían los conocimientos necesarios para manejar las sondas congeladas.
El BEA (Bureau d'Enquêtes et d'Analyses pour la Sécurité de l'Aviation Civile) reveló que Air France estaba preocupada por el fallo de las sondas Pitot, fabricadas por Thales para medir la velocidad aerodinámica, y había empezado a recibir un nuevo modelo, menos propenso a los problemas de formación de hielo a gran altitud, cuando ocurrió la tragedia.
Si las aerolíneas hubieran sido declaradas culpables habrían tenido que pagar una multa de 225.000 euros cada una, que se sumaría a las indemnizaciones ya pagadas y a los altos costos del proceso.