San Juan 16:45 14/3/2022
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En 2011, cuando la central nuclear japonesa de Fukushima sufrió un accidente después de un terremoto, las autoridades recomendaron que quienes se encontraban en sus alrededores tomaran yodo para protegerse de los efectos de la radiación.
11 años después, la invasión rusa a Ucrania y la orden del presidente Vladimir Putin de poner en “alerta máxima” a sus fuerzas de disuasión nuclear, hicieron que muchos europeos pensaran en usar este mismo método.
Desde Polonia hasta Bulgaria, quienes viven en los antiguos estados satélites de la era soviética, presos de la ansiedad, se han apresurado a comprar yodo o yoduro de sodio, usado en pastillas o jarabe como una forma de proteger al cuerpo contra enfermedades como el cáncer de tiroides cuando hay exposición a la radioactividad.
"En apenas unos días, las farmacias búlgaras han vendido toda la cantidad de yodo que venderían en un año", dijo recientemente Nikolay Kostov, presidente de la Unión de Farmacias de Bulgaria.
Por su parte, la Compañía de Antibióticos Iasi (CAI) de Rumanía aumentó desde hace una semana su producción de yoduro de potasio en 2,5 millones de pastillas cada 48 horas.Monitorování radiační situace na území ČR a ostatních evropských států nepřineslo v uplynulém týdnu žádné neobvyklé výsledky. Hodnoty odpovídají dlouhodobě sledovaným úrovním. To je dobré.
— Státní úřad pro jadernou bezpečnost (@SUJBofficial) March 14, 2022
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Una eventual guerra nuclear es un peligro latente para los ciudadanos
Que las fuerzas rusas tengan el control de la planta nuclear de Chernóbil, donde un accidente en 1986 contaminó una gran parte de Ucrania y envió una nube radiactiva a través de Europa, inquietó a muchos de quienes recuerdan haber recibido yodo después del desastre.
Y lo hicieron aún más después del bombardeo a Zaporiyia, la central nuclear más grande de Europa.
La oficina estatal checa para la seguridad nuclear informó este lunes que el seguimiento de la situación de radiación en el país y sus vecinos “no arrojó ningún resultado inusual la semana pasada”.
Días antes, había advertido que las “tabletas de yodo como protección contra la radiación cuando (Dios no lo quiera) se usan armas nucleares, son básicamente inútiles”.