
San Juan 12:34 22/9/2021 - elinformadordecuyo@gmail.com
Escrito por Martín Carelli: Profesor de Historia, docente de la FFHA e UNSJ. Miembro de la Junta de Estudios Históricos de San Juan
La idea de este artículo es hacer una breve cronología histórica entre los siglos XIX y XX sobre los problemas limítrofes que hubo con la Republica de Chile desde el momento de la emancipación de la corona española.
Después de sus respectivas emancipaciones, la República Argentina y Chile firmaron, en 1826, el primer documento internacional el Tratado de Amistad, Alianza; Comercio y Navegación. Este pacto preservaba los límites reconocidos de ambas naciones en virtud de otros convenios que pudieran firmar entre sí o con terceros; trataba de garantizar la integridad territorial respectiva, y buscaba obrar de común acuerdo contra todo poder extranjero que intentara mudar por la fuerza los límites de ambas repúblicas.
En 1833 tuvo lugar el acto de usurpación ilegal de las islas Malvinas por parte de Gran Bretaña.
La cancillería argentina lo comunicó a todas las naciones americanas (circular del 23 de enero de 1833) y Chile, a pesar de estar obligado por el Tratado de 1826 a actuar de común acuerdo con la Argentina, permaneció silencioso ante el atropello inglés.
Diez años más tarde (1843), Chile fundó Fuerte Bulnes (actual puerto de Punta Arenas) en el estrecho de Magallanes, en momentos en que el gobierno de Buenos Aires encargado de las relaciones exteriores soportaba el bloqueo anglo-francés.
La fundación de Punta Arenas fue el punto de partida de una serie de agresiones y expansiones ilegítimas con las que Chile demostró su deseo de extenderse hacia el este, a expensas de las fronteras argentinas.
El 30 de octubre de 1855, la Argentina y Chile
suscribieron un Tratado en el que ambas naciones reconocían como límites de sus territorios respectivos los que poseían como tales en el tiempo de separarse de la dominación española de 1810», y en el que convenían lo siguiente: “aplazar las cuestiones que han podido o que puedan suscitarse sobre esta materia para discutirlas […] amigablemente, sin recurrir jamás a la violencia y, en caso de no arribar a un completo arreglo, someter la decisión al arbitraje de una nación amiga”.
En 1865 la cancillería chilena denunció el Tratado y alegó derechos históricos sobre la mayor parte del estrecho de Magallanes, la isla de los Estados y una vasta zona de la Patagonia, con ello rechazaba el principio del Uti possidetis juris en 1810 para la fijación del límite territorial y se negaba a aplicarlo para deslindar soberanías.
Más adelante (1872), el gobierno chileno sin perder de vista sus objetivos-avanzó sobre territorio patagónico (región de la cuenca del río Santa Cruz) y el estrecho y apresó barcos de banderas extranjeras que recolectaban guano con licencias extendidas por las autoridades argentinas.
La Cancillería de nuestro país reclamo sus derechos y el conflicto se agudizaba cada vez más, las tratativas para llegar a una posible solución cada vez se hacía más difíciles y la guerra prácticamente parecía inminente para esa época. El gobierno estadounidense medió para pacificar los ánimos y tratar de solucionar el problema.
Luego de varias conversaciones se llegaría a un Tratado de límites celebrado el 23 de julio de 1881 que estableció la frontera, que fue aceptada por ambas naciones desde el Norte hasta el paralelo 52° seguiría la línea de “las altas cumbres que dividen aguas”; desde el paralelo 52° hasta el Sur de Tierra del Fuego, la línea sería convencional.
La Argentina conservaría todas las islas que quedan al Este de Tierra del Fuego y las costas orientales de la Patagonia, las restantes fueron asignadas a Chile.
No obstante, en 1888, cuando los peritos comenzaron el trabajo de reconocimiento y demarcación de la zona, se reanudaron las dificultades. Cada país sustentó tesis diferentes con respecto a la demarcación: los chilenos sostenían que la línea
que debía adoptarse era la de divisoria de las aguas (ello les otorgaba la Patagonia. ya que las fuentes de muchos ríos estaban en ella); los argentinos afirmaban que la línea debía ser la de las altas cumbres (que daba al país la salida al Pacífico por el norte del estrecho).
En 1889, ante los impedimentos que presentaba la demarcación, se celebró un acuerdo entre los cancilleres Estanislao Zeballos (Argentina) y Guillermo Matta (Chile) quienes suscribieron una Declaración en la que se afirmó la soberanía argentina en el Atlántico y la de Chile en el Pacífico.
Ante este problema con Chile el trabajo de Francisco Pascasio Moreno más conocido como (Perito Moreno) consistió en el tratado de límites entre Argentina y Chile de 1881 establecía como frontera entre la República de Chile y la República Argentina las cumbres que fueran divisorias de aguas, pero la demarcación efectiva de la frontera debió ser sometida en 1896 al laudo arbitral de la corona británica, en ese momento al mando de la reina Victoria, al existir diferencias de opinión entre los dos países en cuanto a la implementación de los términos del tratado en el terreno.
A partir de 1896 Moreno se desempeñó como perito o experto argentino en las cuestiones limítrofes con Chile. Moreno se concentró en la defensa de los intereses argentinos, especialmente teniendo en cuenta que el arbitraje de límites más reciente frente a Brasil había sido muy desfavorable.
El diferendo abarcaba parte de la Patagonia, y disputas por la demarcación en Catamarca y la Puna de Atacama. En el análisis del tema Moreno se basó en el principio, entendido por Argentina, de la soberanía argentina sobre el Atlántico y de Chile sobre el Pacífico.
Las negociaciones diplomáticas se interrumpieron en 1890, debido a los problemas que afectaban a los dos países y, en 1893, ambos Parlamentos ratificaron un Protocolo Adicional al Tratado de 1881, cuya cláusula: “Chile no puede pretender punto alguno hacia el Océano Atlántico, como tampoco la República Argentina hacia el Océano Pacífico”, estableció, con claridad, él principio Atlántico-Pacífico.
En 1898 nuevas disensiones llevaron a las Partes al borde de la guerra; las cancillerías decidieron, entonces, somete: la cuestión del límite definitivo al rey de Inglaterra, Eduardo VII, quien se expidió en 1902 dando una solución definitiva al dividir los 94.000 km² en disputa y otorgando 40.000 a la Argentina y 54.000 a Chile.
No obstante ambos países llegaron a un acuerdo, en 1902-1903, sobre las bases de un Tratado General de Arbitraje y la limitación de los armamentos navales. Estos acuerdos, conocidos con el nombre de Pactos de Mayo, fortalecieron el principio oceánico de 1893.