
San Juan 12:43 30/12/2020 - elinformadordecuyo@gmail.com
La crisis económica genera un gran desafío en esto de ser un pequeño empresario en Argentina. En el 2020 se vivió un derrumbe de la economía, caída del consumo, incremento de la inflación, devaluación del peso frente al dólar, presión tributaria récord, contribuciones patronales anti empleo y competencia desleal.
Un 70% del empleo en Argentina está representado por micro, pequeñas y medianas empresas de hasta 100 empleados.
Según informe del Ieral, en base números de AFIP y Seguridad Social, la evolución de la cantidad de empleadores en 2019 era apenas 1% superior a la de 2009. Por su parte, en forma paralela a la caída de la inversión en Argentina, el segmento se mantuvo estancado entre 2011 y 2019. De 2018 a 2020 solo se puede mostrar caída.
En 2018, los empleadores habían caído en torno al 1,8%, en 2019 2,3% y los registros de 2020 (datos hasta septiembre) manifiestan una merma de 4 por ciento.
Durante el período de septiembre de 2017 ese mismo mes de 2020, la caída de empleadores Mipyme fue de 7,3 por ciento. Fue mayor al período entre 1998 y 2002 (en ese periodo cayó 4,9% el total de empleadores).
En 2020 existen 21.000 empresas Mipymes menos que hace un año (empleadores), y ubica a este indicador en niveles como los experimentados 12 años atrás.
La actividad económica en el mercado interno no colaboró para nada a los efectos de sostener a este segmento empresario en la pre pandemia y en la pandemia.

En el sector industrial, las pymes cayeron 3,8% en octubre frente a igual mes del año pasado, según CAME. En los primeros diez meses del año, la industria pyme acumula una baja anual de 17,8 por ciento. Cuando se evalúa la situación del sector comercial, en noviembre las ventas minoristas cayeron 6,7% anual mientras que en el acumulado del año la caída es del 24,3 por ciento.
En el caso de servicios, la situación es más crítica aún porque incorpora al sector turismo, hotelería, recreación, ocio, cultura, pequeños profesionales, que en muchos casos no han podido retornar en forma plena a sus actividades y muchos han debido dejar la actividad.
Al mes septiembre, las Mipymes contabilizan una disminución de 140.000 empleados formales, según el Ieral.
Esta caída se ha dado incluso con la vigencia de doble indemnización e imposibilidad de despido establecido por decreto y a pesar de la asistencia del Estado a través del programa ATP (Asistencia al Trabajo y la Producción).
Este segmento comenzará 2021 con algunas certezas desde el punto de vista sanitario y social ya que la expectativa estará puesta en la vacuna y que una segunda ola no exija el cierre de la economía vivido a partir de marzo.
Por otra parte, las prácticas de distanciamiento social, home office, comercio electrónico y protocolos están funcionando en todo el sector industrial y comercial. La incertidumbre estará en si el resto de las prácticas sociales de los argentinos, los desbordes de movilizaciones, actos políticos y desplazamientos masivos de consumidores sin distanciamiento social –como los que se vieron en La Salada o en la avenida Avellaneda– no tendrán su efecto acumulativo sumado a las fiestas de fin de año.
Desde el campo de la macroeconomía también se sabe que aún no hay reforma tributaria ni laboral en vista, que las tarifas no están definidas, que la aceleración de la inflación es un hecho, que el acuerdo con el FMI es un paso que no resolverá la situación y que la economía estará resentida en un año eleccionario.
En caso de tener una segunda ola no está prevista asistencia ni mucho espacio para el incremento del gasto en un momento donde el objetivo es bajar el déficit fiscal que cerrará en 2020 en el orden del 8% con una caída de la economía de aproximadamente el 10 por ciento.
Las Mipymes en la pre pandemia sobrevivían y en la pandemia muchas debieron cerrar. Habrá que regenerar los incentivos necesarios para que la inversión privada corra el riesgo de volver a producir en nuestro país. Hoy la incertidumbre es cuándo llegarán esos incentivos.