JUSTICIA
Se jubilo Soria Vega y dejó de ser miembro de la Corte de Justicia

A partir del 1 de enero de 2019, José Abel Soria Vega pasó a retiro por acogerse al beneficio de la jubilación. Fue integrante de una Corte gris, acomodaticia y complaciente.


San Juan 08:44 a.m. 02/01/2019 - RedacciónSJ

El abogado José Abel Soria Vega cesó en el cargo de juez de la Corte de Justicia de San Juan a partir de este 1 de enero de 2019, tras haber sido dado de alta con el beneficio jubilatorio.

El ahora jubilado ex Costista, fue parte de la histórica Corte de Justicia que padeció San Juan durante décadas. Esa corte, ya casi disuelta, estuvo compuesta por Adolfo Caballero, Juan Carlos Caballero Vidal, Carlos Balaguer, Humberto Medina Palá y Abel Soria Vega.

El último viernes 28 de diciembre el ex cortista Soria Vega fue homenajeado en el brindis de fin de año, donde se le entregó una medalla de oro por su trayectoria.

La entrega estuvo a cargo del cortista Ángel Humberto Medina Palá. Correspondía protocolarmente que lo hiciera el Ministro Guillermo De Sanctis, quien le sucede en la presidencia, pero éste cedió públicamente el acto en honor a los años de trayectoria que Medina Palá y Soria Vega compartieron en la decadente Corte de Justicia de San Juan.

En diciembre de 1988 fue designado Juez del Séptimo Juzgado Civil. Allí luego le asignaron una competencia extra: Juez Comercial Especial. En ese cargo se desempeñó hasta llegar a ser la máxima autoridad del Poder Judicial de San Juan. Fue en abril de 1996, cuando fue designado Juez de la Corte de Justicia.

Soria Vega estaba a cargo de la presidencia de la Corte desde marzo de 2018. Tiene 73 años y egresó como abogado en 1971, título expedido por la Universidad del Litoral, tras haber cursado algunos años en la Universidad Nacional de Córdoba.

Entre sus logros personales se enumeran el haber podido ingresar a algunos parientes en la planta permanente del Poder Judicial. Un aspecto que marca su formación filosófica, ética y humanística.

Renovación de una Corte agotada y gris

Decir que la obsecuencia con el poder de turno fue la principal característica de esta Corte de Justicia que integró Soria Vega, es caer en un eufemismo imperdonable.

Apuntar que casi todos los miembros cortesanos engancharon a familiares y amigos en el Poder Judicial sin que rindan concurso y con el aditamento de generosos y casi obscenos emolumentos, es explicar la tragedia de un Estado bobo y una Casta Judicial rastrera y ducha.

Entender el entramado de mutuos favores entre los poderes Legislativo, Ejecutivo y Judicial, es meterse de lleno con la obra de Shakespeare, cuyo poder de síntesis es un imposible que sería vano intentar acotar en un artículo rudimentario como este.

Acaso nadie en San Juan esté dispuesto a expresarlo con todas las letras. Pero bástenos caminar los pasillos de Tribunales y hablar con abogados de toda laya, frecuentar los cafés situados frente al edificio que alberga la Justicia o hablar con el ciudadano de a pie, casi siempre sometido a las injusticias más cruentas y humillantes. Es entonces, luego de atravesar este enmarañado recorrido, que se podrá comprobar que la Corte de Justicia de San Juan no cumplió con su rol durante más de 20 años. Un tiempo imperdonable en el que para muchos la vida fue un trago amargo y un castigo tormentoso.

Una cadena de renuncias
El primero en apartarse fue Carlos Balaguer, quien decidió pedir su jubilación el 1 de febrero de 2016. Tras su salida, fue reemplazado por Guillermo De Sanctis en diciembre de ese mismo año. De Sanctis es un conocido militante del peronismo vernáculo, varias veces candidato y exdiputado nacional.

El segundo en salir de la Corte fue Juan Carlos Caballero Vidal, quien en noviembre de 2017 presentó su renuncia para evitar un juicio político que había pedido el Juez federal Leopoldo Rago Gallo. La idea era quitarle los fueros y poder enjuiciarlo por su presunta vinculación en delitos de lesa humanidad tras su desempeño como magistrado de primera instancia durante la sangrienta dictadura cívico militar que conmovió al país entre los años 1976 y 1983.

El tercero de la lista en irse, aunque todavía sigue en la Corte, fue Adolfo Caballero, un paisano costumbrista, cuyo mérito fundamental ha sido destacarse en la Federación Gaucha argentina. Renunció el 12 de abril de 2018 pero pautando su salida con un beneficio personal. Caballero presentó su renuncia condicionada, porque es un requisito para continuar su trámite en ANSeS, después que le aprueban el encuadramiento de su beneficio jubilatorio bajo la Ley 24.018 (82% móvil), recién dará el paso al costado. Aún no se fue, falta que ANSeS le otorgue el beneficio. El gaucho se acogió a una jubilación con el 82% móvil, al igual que sus pares. De raigambre bloquista, llegó a la Corte luego de fracasar como candidato a vicegobernador. Si bien la gente no lo votó, la Casta Política le dio la oportunidad de ser Juez de la Corte y así encaramarse en la deseada Casta Judicial.

Epílogo a foja cero

Mientras la Corte no recupere su rumbo y se dedique a impartir Justicia, agilizar el sistema, informatizar las causas, transparentar la selección de jueces y promover el ingreso del personal al Poder Judicial mediante concurso y no por portación de apellido, estamos verdaderamente fregados.
Sin una democracia diáfana, donde la división de poderes esté bien delimitada, estamos en problemas.

Escrito para el informador de cuyo por:
Ernesto Simón Escritor y Periodista