Entre los cientos de regalos que recibió el Sumo Pontífice, hay uno en especial que destaca por su tamaño; ¿qué ocurre con los regalos que recibe a diario el Papa en sus giras?
Las giras del Papa Francisco por distintos países del mundo suelen ir acompañadas de una lista extensa de regalos que los ciudadanos locales desean hacerle, en honor y agradecimiento a su visita. Su viaje a Chile no se vio exceptuado de esta tradición. Entre todos los regalos que recibió el Sumo Pontífice se destaca una escultura que los representantes de la Isla de Pascua prepararon en forma de agasajo: se trata de un moai que homenajea a la paz del mundo y que pesa 350 kilos.
Pero, ¿qué es un moai?
Así es como llaman los habitantes de la Isla de Pascua a los famosos monolitos de piedra, con forma de rostros, que se encuentran en todo el territorio del lugar y constituyen su principal atractivo turístico. La pieza de arte fue realizada por Pau Hereveri, nativo de la isla, y se bautizó “Haumaru o te ‘Ao”, que en idioma rapanui significa “paz del mundo”. El artesano tardó más de dos meses en terminar la obra, que mide 1,60 metros y, entre sus materiales, tiene basalto, piedra Puna Pau, coral y obsidiana.
La gran pregunta es si Francisco podrá llevarse ese monolito de vuelta al Vaticano. Para responder a esta pregunta, antes cabe explicar que, de los cientos de regalos que recibe en sus giras, el Papa luego elige cuáles se lleva al Vaticano y cuáles serán donados a fundaciones benéficas. “El moai es para el Papa, pero él determinará si se lo lleva o lo deja en otro lugar. Lo que sí, nosotros ya hemos hecho las gestiones para que, en el caso de que quiera, pueda llevárselo”, manifestó Bernardo Astudillo, párroco de la Isla de Pascua.