El tribunal arbitral del Banco Mundial consideró que la expropiación, en 2008, causó daños al grupo español ya que no se pagó por el valor que tenía entonces.
En el mundo del derecho privado existe el beneficio de inventario, una manera de aceptar una herencia por la cual los herederos no se hacen cargo con su patrimonio de las deudas del fallecido. En el derecho público eso no pasa y los gobiernos heredan al anterior. El Estado argentino tendrá que pagar por las formas y los actos de los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner. A última hora de anoche, el tribunal arbitral del Banco Mundial (Ciadi, según las siglas en inglés) condenó al Estado argentino a desembolsar más de US$ 320 millones, más intereses, al grupo español Marsans por los daños que le infringió cuando -en 2008- expropió Aerolíneas Argentinas, Austral, Aerohanding, Optar y Jet Paq.
En el Gobierno esperaban novedades ya que el 25 de enero de este año, el tribunal arbitral se dio un plazo de 180 días para dictar el laudo. Cuidadosos de los tiempos, los árbitros decidieron en tiempo y forma. Anoche, la comunicación llegó a los abogados del Estado. El Ciadi dijo que “el demandado incumplió el artículo IV del Tratado al no haber entregado a las demandantes un trato justo y equitativo de sus inversiones”. Además, citó otros artículos referidos a la violación por parte de la Argentina del tratado de protección de inversiones. En un laudo de más de 500 páginas, el tribunal condenó al país a pagar 23,76 millones de dólares más intereses a los demandantes en conceptos de compensación por los daños causados por la expropiación. El pase de manos de Aerolíneas se realizó en medio de fuertes polémicas.

En ese expediente se tomó como válido el trabajo que hizo en 2008 el Tribunal de Tasación de la Nación y que estableció que al momento de la estatización las sociedades anónimas Optar, Jet Paq, Aero Handling, Aerolíneas Argentinas y Austral tenían un valor negativo de 3275 millones de pesos, equivalentes a 949,4 millones de dólares. El Estado tomó el control de la empresa y colocó primero como presidente a Julio Alak y, después, a Mariano Recalde. Finalmente el Ciadi ubicó la vara más cerca de lo que pedía Marsans que de lo que estableció aquel Tribunal de Tasaciones. El juicio empezó formalmente el 3 de marzo de 2014 cuando arrancaron las audiencias en el Banco Mundial. Fueron 15 días que terminaron con los alegatos de cada una de las partes. Poco después de aquella batería de audiencias en Washington, la defensa de la Argentina, comandada por la procuradora general del Tesoro, Angelina Abbona, y la Procuraduría de Criminalidad Económica y Lavado de Activos (Procelac), denunciaron a Marsans por vender el reclamo en el Ciadi a un fondo llamado Burford Capital. “Marsans reclamó al Ciadi alegando perjuicios que habían sufrido por trato injusto y tiene un reclamo por más de 1400 millones de dólares.
