JORGE LANATA: "ME ENTERÉ QUE SOY ADOPTADO HACE POCO MESES CON 55 AÑOS"

En su nuevo libro, llamado 56, el periodista revela qué sintió al conocer que no fue criado por sus padres biológicos. "Lo primero que pensé cuando lo supe es que las largas manos de pianista de Bárbara, mi hija mayor, no venían de las manos de mi mamá".


Un especialista a la hora de impactar con sus investigaciones y editoriales periodísticas, esta vez Jorge Lanata (56) sorprendió con una revelación de su vida personal: el periodista reveló que es adoptado en su nuevo libro, 56. Lanata habla profundamente de cómo se sintió al enterarse de la noticia a sus 55 años en el siguiente fragmento de la publicación: “Soy adoptado. Lo sé desde hace pocos meses. Tenía 55 años cuando me enteré. Toda mi vida pensé que mi vínculo -¿mi necesidad?- con el periodismo tenía que ver con una enfermedad de mi madre, víctima de un tumor cerebral que lesionó su centro del habla: ella no podía hablar. Mamá no podía responder, yo preguntaba.
Ahora sé que ella no era ella, o sí lo era pero de otro modo, y que mis preguntas intuían un secreto que busqué sin proponérmelo, casi toda mi vida. Si 'ellos' no eran ellos, yo ¿era yo? La pregunta es idiota", arranca su libro.

"Lo primero que pensé cuando lo supe es que las largas manos de pianista de Bárbara, mi hija mayor, no venían de las manos de mi mamá. Hasta este momento, en que lo saben miles, cinco o seis personas supieron de mi condición: Sara, Bárbara, Margarita, Andrea, Martín y Patricio. Releo estas líneas y es evidente un tono trágico que no me empeño en darles: ese tono esta noche viven en mí. No sé cómo podría ser para ustedes descubrir, en plena madurez, que muchas de sus respuestas se conviertan en preguntas: la mayoría de ustedes saben de dónde vienen", sigue el relato de Lanata.

Luego de que trascendiera el comienzo de 56, el periodista se refirió brevemente al tema en su ciclo Lanata sin filtro de radio Mitre: “Voy a hacer sólo cuatro notas para hablar del libro y punto. Todas las referencias personales del libro están en el libro. Todo lo que tengo para decir de eso, es lo que ya escribí. En serio, no tengo nada más para decir. No voy a transformar el tema personal en el eje del libro. Si se transforma solo, ¡jódanse! O sea, no me importa. No es una cosa que yo vaya a estimular. ¿Tengo derecho? ¡Por supuesto! Tengo derecho a eso, a no hablar de nada, a no hacer ninguna nota, no tengo ninguna obligación. Yo digo hasta que se me canta y sino no digo”.